Siempre me han gustado los gatos, desde niña.
Tengo un recuerdo de la infancia, fijo en mi mente. Es el recuerdo de aquellos días de verano en casa de mi abuela, cuando subíamos al pajar en busca de los gatitos recién nacidos que se ocultaban entre la paja dorada, al cuidado de su mamá. O cuando íbamos al río y siempre encontrábamos algún gatito desesperado por librarse de la corriente fría y húmeda, sus ojos aún cerrados, con apenas días de vida y luchando por sobrevivir. Entonces, lo rescatábamos de las aguas y lo cuidábamos durante todo el verano.
Fuí creciendo, y mi fascinación por los gatos no decaía. Dentro de las diferentes razas gatunas, hay algunas que me tienen enamorada, pero los siameses siempre han sido mis gatos favoritos. Asique, cuando asumí el control de mi vida (el día que abandoné el "nido") decidí que una siamesa, bonita, bonita, de ojos azules acompañaría mis días.
Serita se llamaba.
Estuvo junto a mi más de una década, y aún hoy en día la echo mucho de menos.
Pasados casi cinco años, empecé a plantearme la compañía de otro peludo bigotón. Tengo predilección por las chicas, asique, busqué una pequeña siamesa.
La encontré a primeros de enero. Había nacido el 30 de diciembre de 2010. Hija única. Mimadita.
Estuve esperando unas semanas a que creciera un poco, mientras seguía amamantándose de su mami y cuando cumplió un mesecito y una semana, me la traje a casa.
Es Bruma, y a ella está dedicado este blog.
Aquí iré poniendo sus fotos y vídeos, y contando un poco de sus "aventuras" diarias.
Mientras tanto, a todos cuantos paséis por aquí, bienvenidos!
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